o que compone al mundo cotidiano es lo que más
influencia en el pensamiento, la iconografía y cosmogonía presentes en la
civilización egipcia, pues tiene más de natural que sobrenatural. Donde a
diferencia de los pueblos acentuados en Mesopotamia con un entorno árido y poco
benevolente, el optimismo y fertilidad de la zona donde habitaba el pueblo
egipcio eran lo suficientemente importantes como para obtener un lugar dentro
de su mitología, y con ella, en su religión y poder. Aspectos que se verán
reflejados en el arte producido.
Egipto se encontraba ubicado en los alrededores del
río que desde África Central atraviesa el desierto hasta desembocar en el mar
Mediterráneo, mejor conocido como el río Nilo. Este, contaba con corrientes
amigables, facilitando la navegabilidad. Pero además, en su composición había
nutrientes que hacían fértiles las orillas y su interior. Es por ello por lo
que el Nilo y el sol serán los elementos más importantes en la vida de los
egipcios. De ambos dependía la prosperidad y el alimento.
De esta manera, el territorio va a dividirse en Alto
Egipto y Bajo Egipto. El Alto fue la zona sur, que se extiende desde Menfis
hasta Asuán. Donde hay menos tierra fértil, pero la ganadería será la actividad
característica. Llamada también tierra roja, tendrá elementos simbólicos para
reconocerla: la flor de loto y la corona blanca. Mientras que el Bajo Egipto es
la región delta del río, que abarcaba desde Alejandría hasta la costa del
Mediterráneo, en el Puerto Saíd. Conocida como tierra negra, estaba
representada por el papiro y la corona roja. Si estos elementos se veían
juntos, representaban a un Egipto unificado.
La procesión cultural, es una de las más largas en
la humanidad. Por lo que se le divide en etapas: Reino antiguo, que data del
2649 al 2152 a.C. Donde se encuentran las reconocidas pirámides de Guiza y nace
un estado próspero. Llegaría a su fin cuando la sequía y hambruna aterrorizaron
al pueblo, y la figura del faraón se debilita, dando como resultado la división
del país. El Reino medio del 2040 al 1640 a.C., en el que Egipto se unificó de
nuevo y el poder estuvo a cargo de los hicsos; hasta el momento en que los
egipcios consiguieron expulsarlos, se daría el comienzo del Reino nuevo, del
1550 al 1070 a.C. En el que el pueblo se
convertiría en una potencia militar dotada. Los majestuosos templos de Karnak y
Luxor, y los hipogeos en el Valle de los Reyes y las Reinas tendría lugar. Su
esplendor terminaría con la última reina, Cleopatra.
Sin embargo, a pesar de contar con demasiado tiempo
de historia, Egipto fue un territorio organizado y estable desde sus comienzos.
En su evolución, gracias a su casi total aislamiento con otras culturas,
contará con un estilo artístico constante, poco permeable de influencias
externas. Hasta la llegada de los griegos y romanos, o la única ocasión
interna, con Akenatón en el Imperio Nuevo.
Contaban con una organización sociopolítica basada
en tres aspectos principales, que eran la autoridad civil representada por el
faraón, el mediador entre los dioses y el hombre. La religión y el culto a los
muertos, como una creencia de vida en ultratumba. En primera instancia, el
faraón, quien fue el jefe del ejército y sumo sacerdote, después seguido de la aristocracia, con sacerdotes y
nobles; a continuación los escribas, el ejército y el pueblo. Existía
como un poder absoluto y centralista: la monarquía. Basada en la relación de
sangre, conocida como dinastía. El faraón tendrá un desarrollo iconográfico de
poder, donde se le plasmaba por lo general en solitario. Con rasgos de
frontalidad, hieratismo, simetría y perspectiva jerárquica. Puesto con
atributos que ayudan a su identificación, como lo son la barba ritual o las
coronas de un Egipto unificado.
El segundo aspecto es la religión, característica
por ser politeísta y compuesta de una cosmogonía diversa, fue instaurada en el
ámbito político. Donde está incluida la divinización del faraón y su ceremonia
de coronación. Cada ciudad tenía un dios supremo y otros secundarios. Se presentan
en formas complejas, antropomórficas o mitad animales, mitad humanas. Pero, a
pesar de su ser enaltecido, también podían morir.
La muerte, será el aspecto de mayor importancia en
la historia de Egipto. Sus creencias funerarias se conocen principalmente a
través de los rollos de papiro que las narran, y por medio de la lectura de los
jeroglíficos, los cuales son el sistema de escritura más importante de los
cuatro que tuvieron lugar en la región. Estos se pudieron comenzar a traducir
gracias a que Napoleón encontró “la piedra de Rosetta”, donde estaba escrito un
texto en tres lenguas distintas. Una de ellas sería el griego, de ahí se
traduciría al francés y comenzaría la habilidad de poder leer esta escritura
que en su momento fue exclusiva para la nobleza y aspectos religiosos.
Los egipcios creían en una vida después de la
muerte, sus versiones y pasos a seguir en ella se encontraban distribuidos en
los cuatro libros de los muertos. Donde la vida eterna era la meta a conseguir,
pues la actual era tan sólo un estado de transición. Es por esto, que el
proceso de tratamiento de un cuerpo, conocido como momificación, implicaba un
gran ritual.
Cuando el cuerpo dejaba
de funcionar, se procedía a realizar un ritual de apertura de la boca, luego se
extraía el corazón y las vísceras, que serán puestas en vasos canopos para su
conservación. Pues se creía que a el muerto le podrían hacer falta en el
proceso de llegar a el más allá, como lo sería el corazón en el momento de ser
pesado por el tribunal. Después se procedía al secado del cuerpo durante
aproximadamente sesenta días, para luego vendarlo e introducir entre los giros
de las vendas, objetos y amuletos mágicos. Se le colocaba una máscara y se le
introducía dentro de un sarcófago, el uso del material dependía en el estrato
económico. Este se colocaba dentro del respectivo mausoleo, y junto a él se
dejaban sus órganos, riquezas o lo que él quisiera llevar a la siguiente vida.
Luego se procedía a sellar la cámara y la puerta. Todo el proceso iba
acompañado de oraciones diversas.
Estos tres aspectos, no
solamente bases de su estructura social, hará deudor a su arte como un medio de
sus concepciones. Que tienen por objeto la magnificencia del poder y la glorificación
de la vida de ultratumba, respondiendo a una creencia firme en la eternidad y
perfección de la vida, tal como podían observarla en su alrededor.
La existencia más
memorable del arte egipcio es sin duda alguna, la arquitectura. Es de
dimensiones colosales, y por sus materiales empleados, destinada
a perdurar en el tiempo. Los modelos más representativos serán los templos y
tumbas. Estas últimas siempre tendrían la intención de preservar y proteger los
cuerpos para la eternidad, incorruptos gracias al embalsamamiento, y conservar
eternamente el alma. Comenzaron
siendo enterramientos simples con túmulos, lo cual, con el tiempo evolucionaría
a las mastabas. Que son una construcción sobre una cámara sepulcral. Con una
estructura externa formada por paredes que estaban inclinadas hacia un centro
común.
Si se construyen varias
mastabas superpuestas, se obtendrá el emblema de poder del estado del Reino
antiguo: las pirámides. Estaban recubiertas en la superficie, con placas de
alabastro y en su interior hay varias cámaras y corredores que fungían de
diferentes maneras. Una de las cámaras, era la del sepulcro, ubicada de manera
subterránea; las demás eran provisionales o falsas. Para evitar el frecuente
saqueo que existía.
Pero no fue suficiente,
por lo que pronto la idea de las pirámides se abandonaría para comenzar a dar
una interiorización al espacio funerario: los hipogeos. Estos contaban con una
fachada oculta al exterior, en la que detrás se situaba un corredor, con
diferentes capillas o dependencias, y en el fondo, la cámara sepulcral. El
único recurso que fue usado en todas estas estructuras fue la decoración. Hecha
con pinturas y relieves con motivos sacados de textos religiosos.
En lo que a
construcciones de templos se refiere, la tipología es muy abierta. En primera
instancia estaban dedicados para albergar la imagen del dios al que se le
atribuyera la edificación, y no estaban abiertos para el pueblo. Se les puede
dividir en tres según su finalidad: clásico, funerario y astral.
Por otro lado, existe
una división en la escultura, la solemnidad contra la cotidianidad. Sin
embargo, sobre cualquiera de estas afectan dos leyes principales: la
frontalidad y el principio de jerarquía. La primera se trata de presentar a los
personajes de frente, sin torsión en ninguna parte del cuerpo. Sin embargo, en
el caso de los relieves y pintura, esto se traduce a una representación de las
figuras con cabeza y piernas de perfil, y ojo y torso de frente. Con el
propósito de hacerlas más reconocibles. En tanto a el principio de jerarquía,
se trata de representar a mayor o menor escala a los personajes según su importancia.
En el caso de la pintura y el relieve, adquirieron
gran desarrollo en Egipto. Están cargados de convencionalismos y
estereotipos al igual que la escultura. Desde el punto de vista técnico, en
la pintura se utilizó frecuentemente el fresco, retocado posteriormente con
temple en seco. Con funciones decorativas y ornamentales, suelen
complementar las arquitecturas funerarias con representaciones religiosas o
temas cotidianos. Existía el predominio del dibujo sobre el color, que suelen
ser duros y planos sin degradación tonal, pues el trabajo se hacía por
cuadrillas.
Las características que utilizaron los artesanos
podrían traducir al arte egipcio en un arte rígido. Sin embargo, no se trata de
un arte carente de vida, sino pleno de ella. Cuando se piensa en las grandes
civilizaciones del pasado, es posible, que la mayor imagen representativa de
ellas sean las pirámides. Debido a que son las únicas sobrevivientes de la
lista de las siete maravillas de la antigüedad. Tanto la civilización como el
arte de Egipto es grandioso, eterno y optimista. Grandioso porque busca
convertir los monumentos en colosales alcances de lo divino; eterno porque
emplea materiales perdurables y por su estilo establecido a lo
largo del tiempo; y
optimista por la serenidad que le otorga a la vida feliz en el más
allá.
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BIBLIOGRAFÍA, REFERENCIAS Y RECURSOS
LIBROS
Gombrich, E. H. (1990). Historia del Arte. España: Alianza Editorial.
National Geographic. Maravillas del Mundo Antiguo. RBA Publicaciones, S.A. España. 1994.
Bottéro, Jean. La religión más antigua: Mesopotamia. Editorial Trotta. Madrid. 2001.
Lozano Fuentes, José Manuel. Historia del Arte. Co. Editorial Continental. México. 2001.
Crónica de la humanidad. Plaza & James, Editores, S.A. Barcelona. 1984.
Hauser, Arnold. Historia Social de la Literatura y el Arte. Tomo I, Desde la Prehistoria hasta el Barroco. Ed. Debate. España. 1998.
Elliade, Mircea. Historia de las creencias y las ideas religiosas. Editorial Cristiandad. España. 1978. Rose-Marie & Rainer Hagen. Los secretos de las obras de arte. 100 obras maestras en detalle. Editorial Taschen.
MUSEOS
Museo Nacional de las Culturas. Apartado del Mediterráneo.
Metropolitan Museum of Art. Visita virtual.
British Museum. Blogs.
Louvre Museum. Acervo fotográfico.
RECURSOS
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Videos producidos por CrashCourse.
Documentales: Más humano que lo humano. La historia del arte en tres colores. BBC.
PÁGINAS WEB
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