Hablamos de prehistoria cuando nos referimos a una
de las dos grandes divisiones en el tiempo, en la que todavía no existe la
escritura. Se encuentra seccionado en etapas: Paleolítico (este a su vez con,
Paleolítico inferior, Paleolítico Medio y Paleolítico Superior.) caracterizado
por el tallado de piedra; Mesolítico como una etapa de transición, con
abundantes utensilios pequeños de piedra y Neolítico, donde la piedra ya es
pulida y se utiliza el barro cocido.
Uno de los puntos clave para comprender cómo el
hombre prehistórico comenzó a producir arte, es saber que la preocupación y
pensamiento primario en aquel momento era la supervivencia y por tanto, la
alimentación. Los seres primitivos si bien eran recolectores, también fueron
cazadores y pescadores. Tenían un pensamiento práctico para resolver
situaciones, ya que al encontrarse con bestias que los sobrepasaban en fuerza
lograron solventar carencias biológicas por medio de la tecnología. Gracias a tales
exigencias, crearon herramientas para poder atrapar y matar animales a base de
piedras. El arte comenzaría pues con el lítico, produciendo armas en orden de
cumplir necesidades.
Aunque también harían empleo de la arcilla y el
barro para crear cerámica. No con el propósito de decorar, sino con el fin de
que sea útil. Para contener alimento, agua o frutos que se recogían. Con el
tiempo, refinarían la técnica para realizarla, pues ya que en un inicio la
finalidad se cumplía, no importaba si estuviesen hechos de manera brusca. Pero
el principio de utilidad se mantendría. No solamente en herramientas y
depósitos, sino que en todas las áreas de arte que desarrollaron.
La arquitectura nacería de la falta de un lugar de
protección. Existieron durante los comienzos dos tipologías básicas de
construcciones: las cuevas y las viviendas provisionales. A pesar de que las
cuevas era la mejor opción, siendo nómadas, necesitaban tener alguna manera de convertirlas
en móviles. Estaban hechas de barro y vegetación, o usando huesos y pieles de
los animales que cazaban.
Cuando el final de la última glaciación se abre paso,
los hombres cambiaran de su estado nómada a uno sedentario. Este momento es
conocido como la revolución neolítica. Ahora existían pequeños grupos que
coexistirían con otros. El desarrollo continúa en forma de producción de
alimentos gracias a la agricultura y la ganadería. Los grupos llegaban a una
zona rica en tierra o animales y se asentaban en ella hasta que los recursos
fueran gastados, o se mantendrían en ella. El tiempo ya no correría tras de
ellos, ahora podían detenerse y observar con más cuidado su entorno.
Por lo que, mientras el progreso evolutivo
continuaba de forma física, en el plano imaginario, la mente del hombre también
se encontraba en constante avance. Los homínidos, además de caracterizarse por
el uso de la razón, comenzaban a pensar sobre ellos mismos como individuos. Tendrían
la habilidad de adquirir información, ya sea por la vista o por la experiencia.
Experiencia que no todos tendrían ya que se delegaban tareas. Algunos iban a
cazar, otros recolectaban. Así que poco a poco sus ideas principales van a
diferenciarse y dejarán entrar a algunas nuevas interrogantes.
El conocimiento empezaría a formarse gracias a la
observación. Ser testigo de eventos especiales o vivirlos lograba persuadir en
el hombre. Cuando se tenía un conocimiento que ya no era general, transformaba
el estatus. La sociedad jerárquica aún no se unificaba formalmente, pero
existían eslabones acorde a las tareas que desempeñaban. A la cabeza siempre se
encontraría el cazador pues es quien provee la necesidad primaria que es el
alimento. Pero, cuando el conocimiento llegó a tener peso sobre el grupo,
detrás del cazador, se encontraría aquel que tuviese los saberes de cuestiones
médicas, como alguna planta curativa o, sobre ficciones de los fenómenos naturales:
el chamán.
Siendo lo anterior una de las suposiciones creadas
con base en las comparaciones de los comportamientos y organizaciones de las
sociedades prehistóricas con las sociedades “primitivas actuales” provenientes
de países como África o Asia. Donde pueden encontrarse ciertas similitudes de
valor relativo para puntualizar conclusiones sobre el pensamiento religioso.
Lo que es un hecho factible es que llegado cierto
momento en la evolución, los hombres no solamente se preguntarían el qué, sino
el por qué. Los cuestionamientos sirvieron para que se entretejieran ficciones
a modo de respuesta sobre las fuerzas de la naturaleza, el cielo o la
fertilidad. Pensamientos que continuarían desarrollándose hasta la época de la
historia, donde estarán presentes de manera compleja y comprobable.
Es posible que las cuestiones que tomaron más
importancia fuesen la vida y la muerte. El ser y dejar de ser pudo ser un tema
relevante. Cuando eran nómadas, en orden de seguir sobreviviendo quizás dejaran
atrás a los enfermos o ancianos, evitando así el encuentro inevitable: la
muerte. Que si bien habían sido capaces de verla en otros animales en el
momento de su caza, el tener que enfrentarse a la muerte de uno de los suyos
seguramente fue impactante.
De igual manera, la vida y el nacimiento de ella,
debió ser un misterio. El proceso de fecundación y de fertilidad, los cambios
físicos en el cuerpo, el ensanchamiento de caderas, el crecimiento de la
barriga y los senos, o la menstruación, que conllevaba también el temor y des
concertación que la sangre pudo infundir, por ser característica de la muerte
pero sin que esta llegara en ningún momento. Fueron por lógica, escenarios que
marcaron a el hombre primitivo.
Existen diversas teorías sobre estos temas presentes
en el arte como razón primaria de sus creaciones. Sin embargo, este es el
encanto principal de el Arte Rupestre. Lo maravilloso de él recae en el que
cualquier pieza no es solamente su hechura y lo que significa, sino lo que no
quedó escrito. La historia detrás. Aquel suceso o ser que provocó tal impacto
en el hombre, como para poder y querer recordarlo y por tanto, plasmarlo.
La pintura, escultura y arquitectura serán uno de
los misterios más hablados y teorizados de la prehistoria. Ambos requerían de
tiempo, esfuerzo y habilidad. Por lo que se puede inferir, que si se ponían en
práctica, era porque tenían importancia. Importancia que pudo ser sobre
aspectos religiosos, mágicos, funerarios, trances, fertilidad, astronomía,
ocio, etc.
En primera instancia, la pintura y el dibujo se
plasmaba en las paredes y techos de cuevas. Las figuras representadas son
habitualmente de un color, aunque también existe la bicromía y policromía. A
través de diferentes pigmentos provenientes del entorno, como la sangre, tierra
o carbón. Dando por resultado que los colores más frecuentes sean el rojo, ocre
y negro. Aplicados con o sin un medio aglutinante, por medio de diversas
técnicas.
Aquellos pigmentos se extendían con los dedos, con
pinceles elaborados de cerdas de distintos materiales como de cabello humano o
animal, o con soplado y tamponado, técnicas que se conseguían escupiendo la
tinta por un cilindro alargado o dando golpes en la pared con pedazos de fibras
impregnados de color.
Los recursos utilizados para plasmar las figuras
dejan pensar que pudo existir un estudio previo. Ya que se tomaban las
características naturales de las protuberancias de la piedra en favor de, pudiese
ser, una representación más fidedigna de la realidad. De esta manera, la imagen
pudo no ser inventada, sino que descubierta. G. H. Luquet propuso que al
visualizar ciertos trazos, el hombre sintió el deseo de completarlos con
imágenes que ya conocía previamente del mundo material, su entorno.
En estas representaciones, se observa un predominio
de figuras animales. Caballos, bisontes, ciervos, renos, cabras, mamuts,
rinocerontes, osos, peces y aves. Sin embargo, existe presencia de signos de
variada tipología como puntos, rayas, zigzag, etc., y del propio hombre, de
manera parcial como huellas de manos, atributos sexuales y cabezas, o
insinuaciones de una presencia de figura humana completa.
Los estilos de pintura llegarán a variar de un punto
geográfico a otro, sin embargo, se tiene que tener en consideración que ninguna
de las piezas fue creada pensando en que sería hermosa. Es un hecho que
plasmaban su realidad, y como tal, aquellos estilos diversos solamente
significan que están hechos diferente.
A grandes rasgos la interpretación dada a estas creaciones
abre la posibilidad de diversas teorías y opiniones. Una de las más aceptadas
es que la pintura tenía un propósito ritual o mágico, abogando que la mayor
presencia de escenas de caza y animales que probablemente consumían con más
frecuencia era plasmada con la intención de que al dominar a las bestias en la
pared, también sucediera en la realidad. Sin embargo, también existen otras
propuestas. Como lo es el arte por el arte, con una función meramente estética.
O, como propone W. Worringer, donde posiciona a el arte pictórico como un
reflejo cósmico, a modo de un estudio astronómico.
En tanto a la arquitectura, como se había mencionado
antes, trabajaban las cavernas y las chozas como principales viviendas, sin
embargo, comprende también construcciones que no cabían en el término completo
de espacio habitable, pues eran grandes bloques de piedra alzados o enterrados
en la tierra. A este tipo de arquitectura, se le conoce como megalítica.
Se clasifican en menhir, dolmen y crómlech. La
primera, también conocida como monolito, son aquellos bloques colosales de
piedra que se encuentran en vertical y están en solitario. Cuando se hay dos
menhires y una piedra extra recargada horizontalmente, denominada cobija, sobre
ellos a modo de mesa, se le conoce como dolmen. Mientras que el crómlech es una
composición circular a base de menhires y dólmenes, con uno o varios anillos.
Estas construcciones
probablemente tenían diferentes motivaciones, muchas de ellas respondiendo a un
sentir religioso, algún ritual funerario, la búsqueda de la comodidad,
observatorio astronómico; inclusive algún establecimiento de límites y
fronteras. De lo que se tiene un
registro es que las cuevas y dólmenes eran utilizados para colocar inhumaciones
colectivas. Generalmente con una estructura interna simple o con corredor, y, a
menudo, recubiertos por un túmulo de tierra.
El problema que
plantean todos estos restos humanos, localizados aisladamente en los
yacimientos paleolíticos, es saber si realmente corresponden a sepulturas o si
su presencia en el interior de las cuevas obedece a un estado consiente de lo
que significaba la muerte.
Por otro lado, la escultura, o el arte mueble fue
una de las primeras muestras de arte. Donde a pesar de encontrarse piezas
hechas de hueso, asta, marfil, dientes, piedra y arcilla modelada, habrá dos
materiales recurrentes, que son la piedra y el hueso. La madera también pudo ser
utilizada, sin embargo no perdura de la misma manera por lo que no se tienen
registros. La piedra por su parte iba desde las suaves como las porosas hasta
las duras como cristales de roca.
Al igual que la pintura, las temáticas son las
mismas. Teniendo un profundo sentido naturalista, pero agregando la
característica de utilidad. Pues hicieron agujas, arpones, cuchillos, bastones
y colgantes. De estos dos últimos el uso no es muy claro, por lo que se les
atribuye un sentido simbólico, probablemente a modo de atributos o emblemas.
En la escultura pudo existir una observación previa
del soporte, donde se buscaba la forma, puesto que en la mayoría de las piezas
encontradas se aprovechaba la naturalidad presente, en orden de revelar una
figura conocida. Pero también tallaban, moldeaban y pulían los materiales.
Una de las máximas representaciones conocidas, son
las figuras denominadas venus prehistóricas. Donde se resaltan detalles de la
anatomía humana femenina que fueron de mayor interés del autor, mientras que
las que consideró de poca importancia, se descuidaron u omitieron, como el
rostro. Su significado ha sido atribuido a la fertilidad, pues las
características representadas con mayor fervor, como senos grandes, vientres
abultados, caderas anchas y pubis marcado, corresponden a el elemento y poder de
la mujer de dar vida.
El sentido que refleja el material es de suma
relevancia, pues indica permanencia. Lo que dependía el uso de uno u otro
material debió recaer directamente en el valor que tenía lo que se iba a
representar. El grado de importancia. Grabar una imagen era una tarea ardua,
podía llevarte una vida, pero si lo continuabas trabajando es porque importaba.
El arte prehistórico es, todavía hoy, un desconocido
monumental. En torno al cual se continuarán formulando hipótesis. Sin embargo,
algunas construcciones, pinturas y esculturas, dejaron todo el misterio de sus
motivaciones junto con los hombres que las concibieron en el pasado.
Lo que comenzaba a ser la humanidad, ahora poseía
alimento, techo, tiempo y muy posiblemente algo en lo que creer o algo en lo
que pensar. La evolución continuaría su curso y la prehistoria llegaría a su
fin para darle paso al parteaguas del tiempo: los testimonios escritos.
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BIBLIOGRAFÍA, REFERENCIAS Y RECURSOS
LIBROS
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